31.3.06

Luz en la tormenta

Malditos días en los que nada se puede hacer, aparte de desesperarte. Días que desearías estar muerto o, al menos, en otro lugar, muy lejano al que te encuentras. Tal vez solo, sin nadie a quien tener que dar explicaciones de las cosas que haces, de las cosas que sientes. Tumbado sin ninguna preocupación mayor que dejar pasar el tiempo. Cómo me gustaría poder olvidarme de todo.

Cuando todo parece acabar con mi cabeza apareces tú de la nada. Tan linda, tan preciosa, tan tú. Y las malas caras se tornan en sonrisas. Y aparecen las ganas de vivir. Y los oscuros pensamientos se vuelven locos ante tu presencia. No pienso, sólo te admiro. Cómo me gustaría coger tu mano en esos momentos y llevarte al lugar donde no existen las sombras. Ese lugar donde, estés donde estés, siempre hay un haz de luz iluminando tus ojos.

Eres capaz de dar la vuelta a cualquier situación. Todo cambia si tú me miras. El mundo entero se detiene para escuchar tus dulces palabras, que se deslizan por esos labios que tanto anhelo. Sólo quiero enredarme en tu pelo y no separarme de ti nunca.

Detienes tormentas con una sola sonrisa. Todo está en paz si estás tú para evitar la catástrofe, la caída. Y yo me caigo. Y me levanto al verte. Pero tarde o temprano desapareces y pierdo mi apoyo. Tarde o temprano mis ojos dejan de verte y mi corazón empieza a buscarte en cada rincón de la habitación. Me parece oír tu voz, pero no estás. He perdido mi apoyo y no puedo levantarme. Tú eres mi apoyo y sin ti no puedo levantarme. Y la tormenta está llegando. El agua me llevará. Y no te tendré para salvarme. Nadie se queda conmigo nunca para salvarme. No estarás tú para salvarme... y no podré decirte cuánto te quiero.

29.3.06

Esta noche

He llorado en tantos rincones que todos los ríos llevan tu nombre. Pienso en volver algún día a ser lo que fui, pero me derrumbo al comprobar que sigo sin tenerte, después de tanto tiempo. Sé mucho de ti, incluso sé que quiero saber más. Sé que duermes sin soñar y sueñas sin dormir. Sé que eres tú y me basta. Sé que soy incapaz de traducir tinta a palabras. Y lo sé porque sé que nunca me tomarías en serio.

No es pronto, pero no es tarde. Bailemos. Sin música. No es de día, pero no es de noche. No sé bailar, pero bailemos. Al compás del sentimiento. No estamos cerca, pero no estamos lejos. Guía mis pasos. Muéstrame. Llévame.

¿Es mucho pedir pasar esta noche contigo? Una sola noche, en contra de las miles que quise hacerlo y no lo hice. Sólo quiero recorrer tu cuerpo con mis labios. Sólo quiero sentir que me sientes. ¿Es mucho pedir hacer el amor esta noche contigo? ¿Es mucho pedir que me quieras tan solo un instante? Un instante de deseo, en contra de los miles que he sentido desde que te imaginé aquella primera tarde de otoño.

11.3.06

Susurros

Mi garganta maltrecha no me deja pronunciar su nombre, sólo susurrarlo. Mis manos quieren acariciarla en estos momentos, pero se resignan ante la evidencia y tienen que conformarse con apretar un bolígrafo sin más. Tinta negra. Vida negra. Noche negra.

Me gustan las noches. Me escondo en ellas y observo el mundo. Todo parece tranquilo y me pregunto qué estará haciendo ella en esos momentos. La invento en las nubes, en las sombras. Está mirando hacia mí. ¿Por qué has tardado tanto? Llevo toda una vida esperándote. Pero ella no contesta. Ella no me ve. Estoy aquí, delante de ella, no es capaz de verme. Sólo quiero que me lleve con ella, pero no es capaz de verme. Tan cerca y tan lejos.

10.3.06

Delirios febriles III

No podía ser.
De ninguna forma.
Estaba claro.
No podía ser.
De ninguna forma.
Y me quedo con lo puesto.
Hablándole al amanecer.
Tengo frío.
Estaba claro.
No podía ser.
No.
No puedo hablar.
Mejor no hablo.
Me callo.
Dormiré para no despertar.

4.3.06

¿Qué es para ti estar?

Tus labios dicen más de lo que jamás se ha contado. Embelesado en ellos, me dispongo a lanzarme a tus brazos, sabiendo que no existirán otros que me abracen mejor. Paso horas en silencio, ideando el plan perfecto para robarte un beso bajo una luna casi invisible, que se va asomando poco a poco. Nadie, excepto ella, parece mirarnos. Nadie, excepto yo, sabe lo que quiero. Nadie, excepto tú, puede dármelo.

Es verdad que no sé mentir, por eso no tienes por qué tener miedo. Todo esto se veía venir, desde el mismo momento en que me giré y te vi. Hay pocas cosas que me hagan sentir bien y sólo una que me haga olvidar todo.

Sabes que me tienes. Sabes mucho de mí. Igual ha llegado el momento de vender nuestras almas al tiempo. De nada sirve mirar hacia otro lado. Sólo quiero besarte. Besarte y olvidar por un instante todo lo demás. Besarte y que no me olvides ni un instante. Besar tu cuerpo y despertar a tu lado. Contigo y nada más.